miércoles, 20 de abril de 2022

Uso de mascarillas

Síndrome de la cara vacía o el miedo a quitarse la mascarilla en público

¿Cómo afrontar la nueva situación respecto al uso de las Mascarillas? Adaptado de Educación 3.0 (Laura Galván & Rocío Rivero) y Noemí Sánchez.

Quitarse la mascarilla en interiores puede significar para la mayoría un alivio, pero también es un motivo de ansiedad para los más jóvenes ya que mostrar de nuevo su rostro puede afectar a su autoestima.
Nos hemos acostumbrado a ir con el rostro cubierto durante más de dos años y esa dependencia de la mascarilla se denomina síndrome de la cara vacía, o lo que es lo mismo, una sensación de desprotección que surge cuando nos la quitamos en público, que puede afectar a la salud mental de los adolescentes. 
La mascarilla es un complemento que tapa una gran parte del rostro, además de gestos y facciones: “Para las personas que tenían cierto descontento con algún detalle de su cara, ha sido su ‘tabla de salvación’, en el sentido de que llevar la mascarilla les hace estar totalmente seguras de que el resto de personas no se está fijando en esa parte de su rostro con la que no se sienten bien".

Algunas Orientaciones 

Ante esta situación, ¿qué pueden hacer las familias o docentes si sus hijos o estudiantes no quieren quitarse la mascarilla en situaciones en las que no existe un peligro real de contagio? Para la psicóloga Rivero es muy importante, en primer lugar, conocer y analizar los pensamientos que tiene el adolescente sobre quitarse la mascarilla, “ya que con ello podremos saber qué es lo que le acompleja exactamente y cuáles son los miedos que tiene”. 

Si se trata de un complejo por alguna parte del rostro, la experta señala que “cuando se oculta esa parte con la que no nos sentimos cómodos lo que estamos haciendo es agrandar el disgusto porque nos acostumbramos a no verla y cuando la vemos nos gusta menos”. Para ello, ofrece los siguientes consejos para que los jóvenes se acostumbren a enseñar su cara, de nuevo, ante los demás:

  • Observar con detenimiento lo que no nos gusta. El objetivo es normalizar que esa zona del rostro forma parte del cuerpo y que realiza una función muy importante, por ejemplo, la nariz. Un ejercicio interesante es observar durante unos minutos la nariz (o la parte del cuerpo que no agrada al adolescente) en un espejo, pero no solo hay que centrarse en ella, sino en todo el conjunto de la cara, en su armonía, es decir, analizar pausadamente cómo es su rostro.
  • Valorar lo que nos agrada. Tras ese primer ejercicio, el adolescente seguirá fijando la atención en su rostro, pero ahora pondrá su atención en lo que sí le gusta. Una vez que lo reflexione, tiene que decirse, en voz alta, una serie de mensajes positivos con los que se sienta bien consigo mismo/a: “Me gusta mi pelo” u “Hoy estoy guapo/a”, por ejemplo.
  • Exposición progresiva a la situación. Es recomendable exponer poco a poco al adolescente ante esta nueva situación. El objetivo es que sea capaz de controlar la ansiedad que le pueda surgir. Es esencial que ‘visualice’ que los pensamientos que le puedan asaltar mientras no lleva la mascarilla puesta no son reales. Para ello, se le pueden recordar las siguientes afirmaciones: “No nos mira todo el mundo por la calle, y si lo hacen, no es porque no le guste esa parte del cuerpo ya que puede haber muchas más razones: porque les ha gustado la ropa que llevo puesta o, sencillamente, crees que te están mirando, pero no es así”.

Para trabajar en Tutoría: